Ana Gómez-Pérez
“Chinina Migone” (1928) y “En la ciudad de las grandes pruebas” (1952) de Rosa Chacel son una respuesta al conflicto de la escritora frente a su imposibilidad de encarnar la masculinidad que definía la vanguardia. Ambos relatos usan el silencio como una maniobra retórica para expresar su resistencia. En “Chinina Migone”, una joven elige el silencio para desafiar a sus padres y reproducir a la mujer moderna de entonces: la estrella del cine mudo. “En la ciudad”, escrito en el exilio, representa las ambiciones intelectuales de la mujer de su época a través de la cabeza cortada de una sibila cibernética que ofrece su oráculo mudo e infalible en una feria. En estos dos relatos de automutilación y empoderamiento, Chacel consigue mostrar el alto precio que la mujer creadora se vio obligada a pagar para poder alcanzar un mínimo de relevancia en la cultura de su tiempo.
“Chinina Migone” (1928) and “En la ciudad de las grandes pruebas” (1952) by Rosa Chacel are a product of her struggle with the masculine ideal that defined the avant-garde. Both stories use silence as a rhetorical strategy to express the author’s resistance. In “Chinina Migone,” a young woman remains silent to defy her parents and embody the quintessential modern woman in the society of the period: the silent film star. “En la ciudad,” written in exile, uses the figure of a cybernetic sybil to represent the intellectual ambitions of the women of the time. A woman voluntarily elects to have her head separated from her body and appears as a fairground attraction dispensing silent but infallible predictions to the audience. In these two stories of self-mutilation and empowerment, Chacel demonstrates the high price paid by creative women to achieve a measure of relevance in the culture of their time.