Verónica Soledad Domínguez, Luisa Domínguez
En la década del cuarenta tuvieron lugar diferentes iniciativas para la documentación de lenguas indígenas de la Patagonia y disquisiciones teóricas acerca de sus orígenes y filiaciones genéticas. La producción édita e inédita sobre estas temáticas fue llevada a cabo tanto por etnógrafos territorianos –habitantes de la región que hacían relevamientos en terreno, de forma amateur–, como por académicos metropolitanos –profesionales que trabajaban desde instituciones como el Museo Etnográfico y el Museo de La Plata. Estos actores, si bien de distinta formación e inscripción institucional, operaron de forma mancomunada, conformando, tal como argumentamos en este artículo, una comunidad de práctica que se hace patente en los intercambios epistolares resguardados en archivos, en las remisiones bibliográficas comunes y en las referencias cruzadas en los trabajos publicados.