Verónica Lescano Galardi, Alba F. Galardi Elitchery
El relevo histórico y la producción literaria conforman espacios productores de narrativas y de discursos que favorecen análisis cruzados y, con ello, expandir conciencias. Polixena y la cocinerita (2002), de Alfonsina Storni, farsa trágica en prosa y verso, en un acto y epílogo, es una obra de teatro que podemos considerar como estrategia de representación de los paradigmas filosóficos-iterarios, político-histórico y sociales, en tanto fueron imperantes, con los que dicha escritora conjugó su problemática femenina de principios del siglo XX en nuestro país. Mediante la historia de una joven estudiante que prepara un examen y que queda entusiasmada por el personaje de Polixena, emula su gesto final al elegir una muerte digna antes que la esclavitud. De esta manera, emerge la tensión ficcionalizada de una realidad constatada: el contrapunto entre buena mujer y quienes no lo eran. Este etiquetamiento, que la sociedad patriarcal argentina impuso en el tiempo y que llega a nuestros días, se estatuyó como un miedo latente, el de la descalificación social y moral que habría de envolver a toda mujer que no siguiera las prescripciones del orden imperado. Los terrores y los horrores ficcionales reproducen, literariamente, una realidad concreta en la que aquellos se encuentran estabilizados por haber sido naturalizados. En este entrecruzamiento que hizo Storni, analizaremos los alcances de los terrores y los horrores que, como sociedad, hemos estatuido y hasta qué punto como paradojas circulares será necesario acudir a la literatura para detectarlos en nuestras vidas reales.