Alejandra Laera
En los últimos años, diversos estudiosos han puesto en evidencia, con sus diagnósticos y explicaciones, desde sus diferentes disciplinas, que la crisis socioambiental que atraviesa el mundo en la actualidad se ha instalado para siempre. En medio del desafío que implica la búsqueda y confección de nuevas herramientas comprensivas tanto para conceptualizarlo como para habitarlo, el papel que juega o puede jugar la novela resulta todo un desafío. También en los últimos años, aproximadamente, apareció un conjunto amplio de novelas argentinas contemporáneas que trató, más o menos directamente en sus argumentos, la crisis sociambiental, el colapso ecológico o la amenaza del fin del mundo, a la par que otras novelas propusieron historias en las que la vida de los protagonistas y su percepción del entorno cambiaba por la relación que entablaban con la naturaleza. Hay, sin embargo, otra orientación, que denomino imaginación narrativa ecoafectiva, en la que se observa una entrega plena y recíproca, a la vez que una reconfiguración del yo y del entorno o ambiente. Con este marco, en este ensayo, propongo la lectura de la última novela de Gabriela Cabezón Cámara, Las niñas del naranjel (2023), cuya peculiaridad está en instalar la narración en el pasado como condición de la ecoafectividad a partir de la reelaboración de la historia de Catalina de Erauso, la Monja Alférez, y de sus memorias por medio de una composición narrativa compleja que juega con diferentes tiempos y cosmovisiones.
In recent years, various scholars from different disciplines have identified and explained that the socioenvironmental crisis currently facing the world has become a permanent condition. Among the new comprehensive tools for both conceptualizing and inhabiting this crisis, the role of the novel is quite a challenge. Also, in recent years, a wide range of contemporary Argentine novels have address, more or less directly, the socio-environmental crisis, ecological collapse, or the threat of the end of the world, alongside others that propose stories in which the main characters change due to their relationship with nature. However, there is another direction I refer to as ecoaffective narrative imagination, which observes a full and reciprocal engagement and a reconfiguration of the self and the environment. Within this framework, I propose reading Gabriela Cabezón Cámara’s latest novel, Las niñas del naranjel (2023), which sets the narrative in the past as a condition of ecoaffectivity through the reworking of the story of Catalina de Erauso, the Monja Alférez, and her memoirs via a complex narrative composition that plays with different times and worldviews.