Manuela Luengas
En los años sesenta y ochenta, Colombia experimentó una creciente modernización e institucionalización de la cultura, junto con una pretendida bonanza económica. Durante este período se establecieron numerosos museos y se impulsó un arte nuevo que, según críticos de la época, reflejaba diversas tendencias del arte internacional. En este artículo, demuestro cómo las artistas Feliza Bursztyn y Alicia Barney advirtieron que ese proyecto de bonanza económica y cultural estaba lleno de agujeros y señalaron, de forma anticipada, su ruina. A partir tanto de sus propias declaraciones con las cuales debaten el lugar que la crítica les otorga—a una como arte abstracto, a otra como un arte conceptual—, como con el trabajo con materiales y espacios considerados “extra-artísticos”—la metalurgia y los residuos tóxicos—, Bursztyn y Barney usan la materialidad ruinosa de su arte como vehículos de crítica social. Estas dos artistas, como demuestra este artículo, anticipan una teoría y praxis del arte desde un lugar dislocado y producen obras que advierten el colapso del desarrollismo. Estudiarlas hoy, con una perspectiva objetual y materialista, abre nuevas genealogías para abordar el arte latinoamericano de mediados y finales del siglo XX.
From the 1960s to 1980s, Colombia’s culture experienced a surge of modernization and institutionalization, along with apparent economic prosperity. During this period, numerous museums were established and a “new art” was promoted which, according to critics of the time, reflected various trends in international art. In this article, I demonstrate how Colombian artists Feliza Bursztyn (1933-1982) and Alicia Barney (1952-) warned that this project of economic and cultural boom was full of holes and used their art to prefigure its ruin. Through an analysis of their reflections on the genres to which their art was assigned—abstract art and conceptual art—and their use of practices, materials and spaces considered “extra-artistic”—e.g., metallurgy and toxic waste—I show how Bursztyn and Barney use their art and its ruinous materiality as a vehicle for social criticism. This article demonstrates that Bursztyn and Barney anticipate a theory and praxis of art from a dislocated place and produce works that warn of developmentalism’s collapse. Studying them today from an objectual and materialist perspective opens new genealogies to approach mid- to late-20th century Latin American art.