Los recuerdos personales son importantes a la hora de definir una profesión docente y las raíces de una vocación que dan vida a las materias estudiadas. Esta dinámica vital adquiere un valor decisivo cuando se trata de la lectura y la creación poética. El maestro don Emilio acaba siendo su amigo Emilio, cuando el filólogo le abre las puertas a la obra de dos poetas fundamentales de la posguerra: Blas de Otero y Ángel González. Los mundos de las palabras, la capacidad de significación profunda de un sustantivo, un adjetivo o un adverbio, son perspectivas que nos ayudan a comprender el legado de la historia en nuestra forma de hablar y el compromiso social del lenguaje poético más allá de los debates de época o las actitudes políticas. El elaborado realismo y la sencilla dificultad de Otero y González, estudiados por Alarcos, son una lección viva para un poeta que quiso alejarse del esteticismo e indagar, en los años setenta y ochenta, en la presencia de la historia en la intimidad de una educación sentimental.
Personal memories are important when it comes to defining a teaching profession and the roots of a vocation that turns the subjects studied into life. This vital dynamic acquires decisive value when it comes to reading and poetic creation. The teacher Don Emilio ends up being his friend Emilio, when the philologist opens the doors to the work of two fundamental poets of the post-war period: Blas de Otero and Ángel González. The worlds of words, the capacity for deep meaning of a noun, an adjective or an adverb, are perspectives that help us to understand the legacy of history in our way of speaking and the social commitment of poetic language beyond the debates of the times or political attitudes. The elaborate realism and simple difficulty of Otero y González, studied by Alarcos, is a living lesson for a poet who wanted to move away from aestheticism and to investigate in the 1970s and 1980s the presence of history in the intimacy of a sentimental education.