En estas páginas se recuerda el funcionamiento sintáctico del género lingüísti-co. En conformidad con la lógica oposicional binaria es indiscutible que el femeni-no ocupa la posición antes y el masculino es el después; el femenino es el género marcado lingüísticamente y, por lo tanto, el género específico mientras que el mas-culino es el género no marcado y, por consiguiente, el género general. Mas el pen-samiento feminista juzga que, a pesar de esa patente y férrea lógica, el hombre siempre se sitúa antes que la mujer. Y esta opinión repercute en la manifestación enunciativa del género lingüístico en textos periodísticos menores y propicia una in-teresante reduplicación retórica en el discurso textual.