La idea de que las emociones se localizan en el tejido cerebral encuentra en la actualidad un amplio eco en la comunidad neurocientífica, en consonancia con las tesis reduccionistas que se derivan de la Neurociencia Biológica. A nuestro entender, este punto de vista no esta exento de dificultades. El análisis de un estado emocional no sólo ha de reparar en las redes cerebrales en cuya actividad de implementa, sino también en todo un complejo conjunto de propiedades relacionales de esas redes que hacen posible su individuación como tal estado, propiedades cuya naturaleza, por definición, no puede ser aprehendida si tan sólo se atiende al 'lenguaje' de las células nerviosas. Este parecer, más acorde con el proceder de la Neurociencia Cognitiva, es defendido en este trabajo tomando en consideración los estudios realizados por el grupo de Ralph Adolphs sobre el papel de los circuitos amigdalinos en la emoción de miedo.
The idea that emotions are in the brain finds extensive support in the neuroscientific community, according to those thesis derived from Biological Neuroscience. In our view, this approach is misleading, for the analysis of an emotional state should pay attention not only to the nervous circuits, but also to those relational properties that are distinctive of these sort of mental states, properties that cannot be captured if only considering the 'language' of nerve cells. This view, now in harmony with Cognitive Neuroscience, will be defended taking into account the works of Ralph Adolphs and his group on the relationship between a brain structure, the amygdala, and the emotion of fear