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Jill Robbins
En este artículo, examino las implicaciones de la imagen de la madre en la poesía de Angela Figuera Aymerich, quien se representa textualmente como madre en su obra temprana y más tarde intenta usar la imagen maternal para mitigar discursivamente el desequilibrio entre la burguesía y el denominado "pueblo." El fin explícito de esta segunda etapa de su poesía es la de contribuir a la eliminación de la opresión socio-económica de este último sector; la madre llega a representar para Figuera una cierta fuerza natural que se opone a los sistemas simbólicos -el gobierno, la Iglesia, la burguesía- responsables de tanta injusticia. Además, la solidaridad femenina que se logra a través de la identificación global con la madre puede servir de modelo para el hombre, ya que las madres se negarán a "parir abeles y caínes" (OC 179). Existe en esta poesía, sin embargo, una continuada idealización de la madre, la cual tiene el efecto de reforzar el papel tradicional de la mujer como salvadora del hombre. Es más; la figura de "la buena madre" es problemática en esta poesía social por ser, en parte, una construcción del gobierno franquista. Como tal, es inevitable que represente un mecanismo de opresión social y sexual, ya que la maternidad fue el único papel aceptable para la mujer burguesa en la posguerra española, debido en parte a la necesidad de aumentar la población después de la Guerra Civil. Además, la limitación de lo femenino a una maternidad dura, seca, asexual y pura es característica de la imaginación fascista. Por estas razones, la madre idealizada en la poesía de Figuera no representa una rebelión absoluta sino la división radical dentro de la mujer, entre el hombre y la mujer, y entre la mujer burguesa, por una parte, y la mujer trabajadora o campesina, por la otra, condenando desde el principio su proyecto de solidaridad social
