Uno de los sortilegios que el hablante de la Farmaceutria de Quevedo aplica al logro del amor de Aminta se basa en el rombo (rhombus), bailado con un movimiento giratorio a través de los hilos que atraviesan su centro, según una tradición documentada en el idilio II de Teócrito, en diversos poetas latinos (Propercio, Ovidio, Marcial, Lucano) y en la Ecloga VI de Sannazaro. Este ritual se menciona en dos pasajes, unidos por trabadas correspondencias: "quiero traer el rombo a la redonda; / varios lazos en él tengo tejidos" (w. 111-112), ";Ouién los saerados licios revolviera / y con ellos profeta un plato hiciera!". Tal interpretación revalida como definitiva la lectura de Las tres musas últimas castellanas (1670), frente a las vacilaciones de otros testimonios que han desfigurado la presencia del rombo mágico en el segundo ejemplo.