Se trata de una investigación donde se busca confrontar los aspectos semánticos y morfo-sintácticos del lenguaje. La intención está centrada en averiguar cuál de estos componentes domina en la conciencia que el sujeto tiene de su propio lenguaje. Para ello se ha utilizado como técnica experimental la transformación de una serie de frases de distintas complejidades activas en sus correspondientes pasivas. Se ha realizado con escolares de cuatro a ocho años cronológicos y los resultados demuestran cómo el aspecto semántico, si la frase resulta incorrecta, hace al niño modificar y, por tanto, concienciar ciertos usos mecánicos de la morfo-sintaxis, y a la vez utilizar mejores recursos morfo-sintácticos (construcciones más adecuadas) cuando el significado es confuso