Las relaciones literatura-cine arrastran un pasado turbulento. Y cuando se trata de la adaptación cinematográfica de una obra infantil, las fricciones y los desencuentros se acentúan aún más, como consecuencia, entre otros factores, de la vulnerabilidad e indefensión de este sector de la audiencia. En estos casos, el texto original es, a menudo, devorado por la industria cinematográfica, en la que habitualmente priman factores comerciales en detrimento de aspectos artísticos. La versión cinematográfica resultante puede llegar a convertirse en una ofensa para la dignidad de un escritor, para su producción literaria y, más específicamente, para el mensaje que pretende transmitir con su obra. En este trabajo se analizan dos adaptaciones cinematográficas basadas en dos obras literarias diferentes pero con un referente común, con objetivos y resultados diametralmente opuestos. La intención fundamental es arrojar luz sobre el proceso de adaptación y sobre los límites del mismo, en el caso de que ello fuera posible.