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La campaña militar en Marruecos, a partir del desastre de Annual (julio de 1921), dio lugar a crónicas y relatos próximos a los hechos y de desigual fortuna. El estudio se centra en cinco obras de sendos autores: Notas marruecas de un soldado (1923) de Ernesto Giménez Caballero, Tras el águila del César (1923) de Luys Santa Marina, El blocao (1928) de José Díaz Fernández, Imán (1930) de Ramón J. Sender, y La ruta, de Arturo Barea, segundo volumen de su autobiografía La forja de un rebelde (1941-44). Su propósito consiste en analizar los rasgos diferenciales de la forma discursiva que presentan estas creaciones, habida cuenta de que todas responden al denominador común de que sus autores fueron testigos directos de esta guerra, al haber participado en ella mientras cumplían su servicio militar. La experiencia personal, tan dramática en la vida de ellos, como en la de tantos soldados, dio origen a un testimonio literario que se presenta bajo formas narrativas distintas. Importa dar razón de esta diversidad genérica, a fin de extraer el potencial que encierra cada discurso y los cometidos que a este respecto ha perseguido cada escritor.
