La confesión es en virtud de su "puño y letra" proceso rememorativo: desvelamiento y revelación. Una confesión en toda regla, sincera, no se produce en el caso del Almirante, que se atiene al ritual, pero no observa el fondo teológico del mismo. El encubridor/descubridor no sólo es protagonista, sino también "auctor" de su propia obra, con lo que la lectura de su "memorial" testamentario se convierte en discurso ficcional que debe ser ajustado, examinado y sancionado finalmente como "empírico" y por lo tanto histórico