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Se analizan cuatro tragedias (El marqués de Mantua de Lope de Vega, La justicia en la piedad de Guillén de Castro, No hay ser padre siendo rey y El Cain de Cataluña de Rojas Zorrilla) en las que un heredero de la corona es detenido, procesado y condenado por su participación en un asesinato. El tema planteado enlaza con la filosofía política del momento, la creación del estado absolutista y las doctrinas sobre el derecho de resistencia y el tiranicidio que desarrolla, entre otros, el padre Juan de Mariana. En las soluciones dramáticas a este problema puede observarse cómo en la obra más temprana (en tiempos de Felipe II) el príncipe delincuente es ajusticiado con la aprobación del rey su padre. En las posteriores, se buscan subterfugios dramáticos para salvarlo o para que su muerte sea fruto del azar. Sin duda, el afianzamiento del absolutismo tiene como resultado paradójico la excepción legal para el monarca y su heredero, encarnación del poder de la colectividad y garantes de la paz y la seguridad colectivas.
