El objeto de este estudio es la observación de un reiterado sobreentendido: en las santerías no católicas, quienes compraban ciertas imágenes -impresas o de bulto- las pedían como San La Muerte y el vendedor les entregaba una representación titulada Señor, La Muerte.Partiendo de esta observación, se recorre, con la mayor precisión posible, el itinerario de esta devoción popular siguiendo la ruta de los relatos orales y sus manifestaciones literarias y gráficas.