María Dolores Adsuar Fernández
La literatura fantástica abre las compuertas de lo extraño, lo siniestro y lo prohi-bido, precisamente a través de su inmersión en la materia, en el hemisferio de lo corporal y sus misterios, blindando así la hegemonía de un alma intangible y etérea que había usurpado durante siglos la toma de posesión de realidades y presencias.