¿Qué buena nueva, qué Evangelio podría Saramago proclamar, si no éste de un padre de Hombre, condenado -sin saberlo- a ser semilla de un Elegido? El Evangelio de latido humano, atento a mostrar el dolor carnal de aquellos que el destino quiso agentes y sujetos de una historia de Pasión, de Pasión y Muerte. El Evangelio según Jesucristo, hijo de José. El Evangelio según José, el carpintero.