En este artículo se analizan las diferencias cualitativas existentes entre la crítica literaria elaborada por escritores y la efectuada por críticos académicos puros. Se propone el caso de J. L. Borges como intérprete de la obra lugoniana y se analizan los rasgos prototípicos de su discurso (intencionalidad polémica, exaltación de la subjetividad, abordaje privilegiado de elementos estructurales, impactos en el canon).