El fenómeno de las redes de comunicación es demasiado reciente y cambiante para atreverse a compromisos demasiado radicales en los planteamientos. Pero podemos observar los distintos movimientos que se producen a nuestro alrededor y tratar de imaginar futuros. La aceleración de nuestro tiempo hace que las distancias entre lo existente y lo imaginado sean cada vez menores. A veces, un pronóstico, si se sostiene con suficiente empeño, llegará a convertirse en un hecho.