José Amícola
Si la década del 80 se abrió en plena dictadura militar con el llamado a la renovación de la novela de Ricardo Piglia Respiración artificial , así como con la tarea de escritura siempre experimental de Manuel Puig y Juan José Saer, los otros dos novelistas consuetudinarios, radicados en el exterior, esa década pudo ser igualmente considerada el período de la expresión de la sobrevivencia y de la nostalgia que caracteriza a la literatura argentina. Héctor Tizón (desde la Argentina profunda) y Sylvia Molloy (desde Nueva York) marcaron también desde el 'afuera' a los 80 con esos rasgos. El mercado globalizado, sin embargo, crearía una nueva necesidad a partir de la demanda femenina y las escritoras irrumpen en la prosa para exigir un espacio que les corresponde. Mi tarea de acercamiento a la última década de la narrativa argentina va a centrarse en ese pretendido equilibrio por el derecho de las mujeres a la palabra, poniendo el acento en las figuras de Matilde Sánchez y de Tununa Mercado.