Desde el último cuarto del siglo XIX el tema principal del debate intelectual probablemente fue el 'problema de España'. Una de las características de este debate fue la fuerte polarización ideológica que ya se puso de manifiesto en 1876 con la polémica de la ciencia española. Desde el principio la definición del problema en términos de carácter o espíritu nacional fue fundamental. Tanto la polarización ideológica como la psicología de pueblos tuvo una influencia prolongada sobre la historia del pensamiento español.