La colaboración entre Harry Furniss y Lewis Carroll no procede de amistad, sino de necesidad. Carroll había siempre ilustrado sus propios textos mientras los escribía, pero su técnica de artista no era suficiente para publicación. Sin embargo, le era imposible escribir su novela sin que las ilustraciones fueran dibujadas al mismo tiempo. ¿Hasta que punto fue un verdadero diálogo la creación en colaboración de Sylvie and Bruno ? ¿Para Carroll, era Furniss nada más que un instrumento ? La correspondencia entre los dos hombres permite analizar la relación compleja entre el escritor y el artista, pero también funciona como un prisma que separa los elementos gráficos y textuales de la creación carrolliana, que siempre fueron íntimamente asociados desde las obras de juventud. Intentaremos mostrar hasta que punto el proceso creativo de Carroll pertenece al modo linear de la escritura o al modo global y simultáneo de las artes gráficas.