Las cosas importantes llevan a cuestas, etimológicamente, su importancia. Lo importante (de portar, con un prefijo im- que no es, en este caso, negativo) es lo que está lleno, cargado, lo que tiene enjundia, entidad y cuerpo, lo que lleva-en-sí. En este artículo vamos a dirigir la mirada hacia el otro extremo: hacia lo que carece de importancia, lo que no lleva-en-sí, lo que no tiene peso ni sustancia, lo fútil (tal era el sentido primigenio del latín futilis, que se aplicaba a la vasija frágil y quebradiza que dejaba escapar el líquido).