La literatura artúrica se difundió por toda Europa durante la Edad Media e influyó en los relatos de ficción hispánicos hasta bien entrado el siglo XVI; buena muestra de esta influencia es el Arderique que sigue remitiendo a personajes artúricos, utilizándolos muchas veces para realzar a sus propios protagonistas.
En mi tesina, dirigida por la Profesora Sylvia Roubaud, en que he estudiado "la noción de aventura en La Demanda del Santo Grial, dediqué un capítulo al estudio de los lugares en los que se desarrollan las aventuras. He tratado de ampliar en el siguiente artículo este aspecto tan significativo en una obra literaria, añadiendo observaciones sobre los lugares de las aventuras en la novela caballeresca Arderique.
Cada lugar crea un ambiente especial y veremos cómo, según la intención del autor, se pone de realce un lugar particular. La floresta densa y oscura, por la que es difícil avanzar, y el mar, imprevisible e infinito, constituyen el espacio natural que subraya la valentía del protagonista, cuyas aventuras se desarrollan en lugares solitarios y despoblados. Al contrario, las ciudades y los castillos en los que se alberga el caballero, forman el espacio social; es decir un lugar en el que una muchedumbre será testigo de las hazañas cumplidas por el caballero.