En estas líneas, voy a presentar y describir una herramienta al servicio del profesorado, el portafolio, planteado para la mejora de su competencia docente. A esta herramienta la denominaremos portafolio del profesor, de formación o del docente, indistintamente. Lo cierto es que, desde hace poco menos de una década, en la Universidad española se habla del portafolio como herramienta de formación y evaluación del profesorado. Ante esta nueva realidad emergente, son muchos los interrogantes que abordan al profesor y al investigador:
1. ¿Qué es un portafolio? ¿Qué es el portafolio en educación? ¿Qué es y qué no es el portafolio de formación? 2. ¿Qué fuentes teóricas convergen en el uso de esta herramienta de formación? 3. ¿Qué distingue a los portafolios?, ¿qué diferencia un portafolio de un diario de aprendizaje, por ejemplo? ¿Qué aporta el portafolio docente a la formación de profesores? 4. ¿Cuál es la estructura de un portafolio de formación? 5. Si la clave del portafolio es fomentar la reflexión, ¿qué es reflexionar? ¿Con qué recursos cuenta el profesor para reflexionar? 6. ¿Existen distintos tipos de portafolios? 7. ¿Cuáles son las ventajas como instrumento de formación?, ¿y los inconvenientes? Este artículo pretende dar respuesta sucinta a los interrogantes planteados. Los tres primeros bloques corresponden a la acotación del concepto en sí, a su epistemología. Los cuatro últimos comportan un acercamiento a la estructura de dicha herramienta, hecho que se ilustrará con algunos portafolios de profesores en formación de diferentes instituciones.