Con "Los niños de Rusia", Jaime Camino sigue la trayectoria que siempre lo llevó, mediante la ficción o el documental, a indagar las circunstancias de la Guerra Civil española. "Que las cosas se conozcan y nuestro pueblo no pierda la memoria. Una de las funciones del documental es recuperar la memoria (...) y contarla de una forma que sea amena y emocionante y que llegue al espectador", éste es el objetivo cívico que se propone en "Los niños de Rusia". Borrando las huellas de su presencia, utilizando imágenes de archivo, creando un diálogo entre los testigos y recuperando con el montaje la sagrada trinidad del cine nacionalista (niño-madre-padre), consigue, pese a la ausencia en la pantalla de los niños -convertidos en las personas mayores entrevistadas- hacer presente y colectivo el dolor del niño exiliado de su país y de su familia. Obtiene además un éxito de público y de crítica que, sin duda, ha contribuído a la reciente vuelta del género documental a las pantallas españolas