Se explicita a lo largo del trabajo un proceso de cambio lingüístico y se observa cómo el adjetivo relacional parece estar en una posición periférica dentro de la categoría del adjetivo. Se parte de la hipótesis de que el adjetivo relacional se comporta en español antiguo en cierta medida como un nombre, sustituyendo a un genitivo, y se observa que el proceso de cambio ha ido desde una situación en la que el adjetivo posee un único valor de relación, similar al genitivo - muchas restricciones semánticas - y no presenta casi restricciones sintácticas, hasta la situación contraria: máximas restricciones sintácticas y mínimas restricciones semánticas.