Para divulgar sus ideas sobre la cuestión femenina, Emilia Pardo Bazán se acercó también a la escena y escribi, entre otras obras, el monólogo teatral "El vestido de boda" (1898). El género monológico se acopló perfectamente al discurso feminista de la autora, ya que le permitió construir a una protagonista que se expresaba libremente, sin que otro locutor le pusiese freno. La originalidad de "El vestido de boda" reside, sobre todo, en el uso que hace Pardo Bazán de la sátira y de la ironía para manipular las expectativas del público burgués al que iba destinada la pieza. Explotando habilmente una serie de convenciones teatrales, la escritora resalta el culto a las apariencias de la sociedad española decimonónica, gran obstáculo a la emancipación de la mujer burguesa.