Uno de los conceptos fundamentales explicados argumentativamente a lo largo de las disquisiciones ensayísticas expuestas en los escritos de María Zambrano es el de la razón poética. A diferencia de la razón vital esgrimida en las especulaciones fenomenológicas promovidas por Ortega y Gasset, la razón poética no sirve simplemente como instrumento discursivo subordinado a la realidad radical, que es la vida, pues aspira también a transformar creativamente tal realidad. Ahora bien, el pensamiento de Zambrano trasciende la defensa del valor otorgado a acciones emprendedoras, asociadas en muchas ocasiones con el progreso producido por la modernidad triunfante. Dicho pensamiento sabe apreciar también las connotaciones semánticas procedentes de entornos pasivos, abiertos al reconocimiento de discontinuidades estimulantes. De hecho, la razón poética tanto cuando impulsa hacia la acción como cuando se inclina a reconocer los valores contemplativos, repletos de cierta pasividad enriquecedora, se muestra siempre próxima al reconocimiento de la inmediata realidad intrahistórica.