Juan Carlos Baeza Soto
Para los poetas, la constitución de la verdad siempre se relaciona con la observación del mundo. Mas, la exploración de la existencia choca contra el desciframiento del existir puro que se encenaga en la subjetividad o también en el reconocimiento de la ignorancia frente a la trascendencia absoluta. Entre el llamamiento a una realidad superior y la experiencia de lo cotidiano, pueden aparecer ensoñaciones que exaltan el sentimiento pero que apremian al poeta a constituirse su verdad propia. Ahora bien, para escapar de la servidumbre de la subjetividad pura, Emilio Prados se dedica a la lectura de obras filosóficas que comenta en el margen de la página misma, de modo que la experiencia del sentimiento ascienda al rango del pensamiento :
el texto fuera de plano revela entonces que el margen es el lugar de un texto imposible en donde el pensamiento no deja de reivindicar la experiencia del otro. El comentario es por consiguiente una experiencia existencial que al reconocer el necesario desarrollo de la idea de la finitud rechaza por lo mismo, a partir de la verdad del magisterio filosófico, dejarse llevar por la alternativa dogmatismo / subjetividad. El blanco maculado de un pensamiento amigo exhorta al hombre a que se convierta, gracias al pensamiento, en el espacio de la apertura esclarecida por la dimensión humana de la lectura y del verbo.
For poets, composing truth is always linked with the act of examining the world. But exploring existence collides with trying to make out pure existence which sinks into the subjectivity or the admission of ignorance regarding absolute transcendence. Between the call of a higher reality and everyday experience, reveries intensifying the feeling but compelling the poet to create his own reality may appear.
Yet, to avoid the constraint of pure subjectivity, Emilio Prados devotes himself to the reading of philosophical books which he comments in the margin so as to lift the experience of feelings up to the level of thought. Indeed, the commentaries show that the margin is the place of an impossible text on which thought keeps demanding the experience of the other. Thus, commenting is an existential experience which recognizes the essential development of the idea of finiteness and, at the same time, refuses ¿ from the truth of the philosophical magisterium ¿ to let itself be taken in the dogmatic / subjective alternative. The blank margin covered with a friendly thought exhorts man to become ¿ thanks to thought ¿ the figure of the opening up enlightened by the human dimension of reading and the word.