Isabelle Cabrol
Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (Aleluya erótica en cuatro cuadros) es una obra del margen por excelencia: adaptación teatral de una aleluya popular, presentada por F.G. Lorca como una farsa experimental, llega a ser prohibida y encautada por la censura a finales de los años 1920 por su carácter « pornográfico », cuando está a punto de estrenarla el grupo vanguardista El Caracol. Lorca no tiene más remedio que escribir una nueva versión del texto, en 1929, pero vuelve a perder el manuscrito en 1932� Gran parte de la crítica y del público de aquel entonces la considera como una obra secunda ria, prefiriendo obviamente La Zapatera prodigiosa. Hoy en día, pocas compañías la representan, sobre todo si se compara con la trilogía andaluza.
Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, cuya historia de reescritura y de censura es un tanto estrafalaria, es una obra aparte dentro del panorama del teatro lorquiano, a la vez que es una obra al margen del teatro comercial y realista de la época. Sin embargo, la farsa de Don Perlimplín, que se basa en la literatura popular decimonónica y en el teatro de Guiñol, inspirándose por otra parte del teatro antirrealista de los Simbolistas europeos y de los preceptos anticonformistas de los Surrealistas � Lorca le busca nuevos límites al escenario sin dejar el texto de lado �, constituye sin duda un valioso aporte a las experimentaciones de las vanguardias de los 20 acerca del « spectacle total »
In several respects, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (Aleluya erótica en cuatro cuadros) qualifies as a casebook example of what defines the marginal in literature. First, it is the stage adaptation of a popular aleluya which F.G. Lorca himself meant as an experimental farce. In the late 1920s, it was banned from the stage and seized by censorship services on grounds of pornography, even as the avant-garde drama company El Caracol was about to start production.
No sooner had Lorca revised it that the play¿s manuscript was lost ¿ probably by none other than himself. Some of the critics of the time saw it as a minor effort, while 1933 audiences preferred his La zapatera prodigiosa. Since then, it has overall been largely overlooked by stage producers, if not altogether forgotten ¿ in stark contrast to the sustained success of the Andalucian trilogy.
Short, painstakingly fantastic in the making, discarded one day, censored or revised the next, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín stands apart among Lorca¿s plays, positioned as it is on the edge of Lorcian theater as well as the edge of the mainstream commercial drama of the time. And yet the farcical Don Perlimplín, a child of 19th-century popular literature and the guiñol shows, raised on Symbolist, anti-realistic drama as well as the Surrealists¿ anti-conformism, while keeping the text at center stage, pushes back stage limitations, thereby supplying experimental efforts towards spectacle total in the 1920s with invaluable contributions.