El artículo analiza la expulsión de la comunidad morisca española en 1609 y las consecuencias del exilio a través del relato de Ricote en el capítulo 54 de la segunda parte de Don Quijote. El simbólico reencuentro entre el morisco expulsado, Ricote, y su antiguo vecino, Sancho, sirve como metáfora para expresar la totalidad conformada de las dos Españas, la exiliada y la amputada: no se puede pensar en una sin evocar la presencia de la otra. La identidad de Ricote entra en un proceso dinámico de adaptación a sus circunstancias que le obliga, por un lado, a permanecer a caballo entre la España que debe abandonar y, por otro, el país que le acoja y se convierta en nuevo hogar para él y su familia. Asímismo se examina la naturaleza dual y contradictoria del exilio, físico y mental, a través de la estructura, los temas y las experiencias del episodio.