La poesía que nace del compromiso ético tiene el potencial de llamar la atención no sólo sobre la realidad del mundo que nos ha tocado vivir sino también sobre las posibilidades de transformación de ese mundo. En estos poemas críticos, se percibe una línea que se podría interpretar, aunque no totalmente, como filosófico-poética machadiana ya que se presenta el arte como una forma de resistencia contra un mundo que cada vez está más deshumanizado. La intersección entre ética y estética se analiza en los corpus poéticos de María Eloy García, Isabel Pérez Montalbán y Jorge Riechmann siguiendo como hilo conductor de la investigación la noción de poesía como acto político, sin embargo, también se establece un diálogo entre el análisis literario y diferentes marcos sociológicos y filosóficos.