En �Puro Pasolini o El Artista Natural� el autor nos propone una revisión del Pasolini artista-político-marginal a través de su poesía, su prosa, su teatro y su cine, en una época como la nuestra, globalmente convulsa, atemorizada, desconcertada. Ante un panorama como el actual, con una democracia espectadora y pasiva, de un fascismo tecnológico sonriente. En un orden social que nos enferma y debilita. En un sistema económico que nos aboca a la catástrofe como consecuencia del absoluto fracaso de la �Gran Promesa�, la de un progreso ilimitado. Mientras los gobernantes de turno anteponen su éxito personal a la responsabilidad social y fingen estar actuando eficazmente para evitar el desastre. Cuando gobernantes y gobernados parece que hayamos perdido el instinto de conservación, anestesiada la conciencia y la voluntad de sobrevivir. Cuando el ser industrial -no libre, disperso, incompleto- perdió en incontables casos su humanidad. Mientras el fascismo sigue aquí, nunca se fue, está entre nosotros y es recibido con la general aquiescencia. Para terminar soñando desde la utopía, o mejor, desde la atopía, con una sociedad socialista con una política pluralizadora que haga hincapié en la diferencia. Una sociedad infinitamente parcelada, de divisiones no sociales, es decir, no conflictivas. Un mundo donde no habría sino diversidad, de modo que diferenciarse ya no significaría exclusión. Un mundo donde lo natural (lo legal) sería paradójicamente lo minoritario, lo marginal; y la naturalidad, los inconformismos públicos. Un mundo donde el asesinato de Pasolini no habría tenido lugar.