¿Encontraría a la Maga? Oliveira, por París, se hace esta pregunta, con la que Cortázar inicia su Rayuela. Sin embargo, esta pregunta va mucho más allá. Principio y eternidad de la novela, este '¿Encontraría a la Maga?' es lo que va a intentar constantemente Horacio; la buscará mientras se producen esos 'encuentros casuales' que son 'lo menos casual en nuestras vidas' (Rayuela, 1: 49), pero igualmente lo hará tras su desaparición (muerte o huida, pero desaparición al fin y al cabo, con la sospecha �tanto de Oliveira como del lector- de que finalmente el río se quedó con la Maga, de que Oliveira se ahogaría en un río metafísico pero la Maga se nos ahoga en el Sena).