La historia intercalada del cautivo (Don Quijote I, 37�42) ha sido analizada a través de diversos puntos de vista: desde cuestiones de verosimilitud y verdad histórica, hasta el topos de armas y letras, la propia experiencia de Cervantes como cautivo, la representación de la cultura morisca, y, de manera más general, el conflicto entre las ideologías cristiana y musulmana y el imperio. El interés actual por la hibridez � ya sea racial, política o religiosa � ofrece un enfoque instructivo desde el cual se puede contemplar la polisemia deslumbrante de esta intercalación que, asimismo, indica un modelo para comprender el carácter híbrido de la totalidad del Quijote. Cervantes nos invita a considerar la compleja hibridez del mundo mediterráneo al presentar por primera vez a la musulmana Zoraida cuya mano blanca constituye un misterio anatómico. En esta intricada historia, Cervantes pone en escena las tensiones indisolubles de una identidad híbrida en términos de subjetividad, raza, política y religión � el desafío epistemológico del 'laberinto de muy difícil salida'.