Ian Mackenzie
En este artículo se reconsidera la tesis de que el español medieval era una lengua 'V2', es decir una en la que el verbo conjugado ocupa forzosamente la segunda posición dentro de la oración mínima. Las configuraciones V2 más destacadas se presentan con el orden 'complemento-verbo', mientras que el orden no marcado para los sintagmas del VP parece haber sido 'verbo-complemento'. En el artículo se examina la motivación de la co-existencia sincrónica de esos dos órdenes divergentes y se demuestra que el orden 'complemento-verbo' se limitaba a cuatro casos específicos: (i) cuando el complemento preverbal retomaba un sintagma del discurso anterior, (ii) cuando aquel contenía un cuantificador, (iii) cuando era un predicado, o (iv) cuando era un pseudo-argumento. El factor común a los cuatro casos es que el complemento preverbal era incapaz de recibir el foco estrecho de 'argumento'. Por lo tanto, el patrón medieval de complemento-verbo servía para señalar un foco ancho sin ambigüedad, a diferencia del orden verbo-complemento, que se reconoce como ambiguo entre el foco ancho y el foco estrecho (de argumento).