Un episodio del segundo capítulo de Paradiso, en el que la familia Cemí viaja de Cuba a tierras mesoamericanas, le permite a Lezama Lima incorporar, por primera vez en su obra narrativa, el elemento indígena a su visión del barroco americano. Por ello, el descenso del Coronel Cemí a Xibalbá, el inframundo maya, le suma la mitología indígena a la tríada del Señor Barroco, el cual, como la expresión americana, se compone de tres elementos: lo católico, lo indígena y lo africano. Además, el encuentro del barroco caribeño con la expresión indígena pone a prueba la visión lezamiana de la historia como un constante devenir que posibilita el encuentro de culturas complementarias. Así, Xibalbá se vuelve un no-topos, una era imaginaria donde los mitos ancestrales se reinventan para reaparecer bajo una forma contemporánea y redefinir lo americano.