Vitelia Cisneros
En este artículo se propone un análisis comparativo entre las películas El niño pez de la directora argentina Lucía Puenzo y La teta asustada de la peruana Claudia Llosa, ambas producidas en el año 2009. La comparación se justifica en coincidencias importantes que permiten deducir un modo compartido de percibir a la mujer hablante de lengua indígena (guaraní y quechua respectivamente). La concurrencia se expresa en el uso de situaciones traumáticas por crímenes de abuso sexual en ambos filmes, así como en la figuración del canto en lengua indígena como elemento de fascinación sobre centros capitalinos e hispanohablantes. En recientes décadas, cambios sociales y acontecimientos políticos han otorgado a diferentes comunidades indígenas una posición más notoria en la atención pública, una situación de la cual ambas cintas han cosechado un importante beneficio. Sin embargo, a través de sus diferencias es posible ilustrar dos opciones divergentes en la capacidad de expresión y acción con la que estos sujetos subalternos se representan. En ambos trabajos las conexiones y separaciones se plasmarán en la posición y rol otorgados a las lenguas indígenas a través de opciones técnicas y narrativas con las que los largometrajes plantean la recuperación de un pasado aniquilador.