Los primeros ataques contra el Modernismo literario se centraron en el mal uso del lenguaje literario. La percepción de la nueva literatura en el mundo hispánico como extranjerizante, y en especial de imitación afrancesada, dominó la crítica antimodernista y a ello se unió el uso del "ripio" modernista como signo de la baja calidad de la nueva estética.