Toponimia y antroponimia son dos parcelas de los estudios de onomástica íntimamente relacionadas. Tenemos centenares de topónimos en los que aparece el antropónimo femenino María, Mari. Entre ellos hay algunos en los que aparece un segundo elemento, un apellido, de Mari o María un tanto sorprendente, como ocurre en casos como Mariguantes, Maripez, Mariagua. El trabajo muestra que hay que entender en estos ejemplos un primer elemento Mira-, con metátesis vocálica favorecida por la etimología popular. Otros topónimos españoles también ofrecen Paco y Juan como falsos antropónimos.