La muerte de Borges en 1986 y la conmemoración del centenario de su nacimiento en 1999 propiciaron la reflexión sobre la pervivencia y las características de su legado. Antes de su desaparición, parecía que en Argentina sólo se podía escribir “con” o “contra” Borges, pero pasados los años la reflexión se hizo más sosegada y se paso a considerar otros modos de acercamiento. Uno de ellos destaca la importancia de su enseñanza sobre la lectura, que es precisamente la que conducirá a los diversos intentos de leer/escribir a Borges. Así, Alan Pauls, cuyo artículo “La herencia de Borges” comienza con una afirmación rotunda: “la literatura argentina actual no tiene escritores borgeanos” (Pauls, 2010:177), insiste en que Borges pensó, antes que en la escritura, en la lectura