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Hugo Leyva Sánchez
La artisticidad y su estudio, que debiera distinguir al constructor o creador de la obra del proceso cultural externo que le da la categoría de arte a la obra misma, muchas veces se asigna a su estructura ("esencia") o a sus contenidos. Para buscar el arte y su especificidad, en este caso cinematográfica, en un determinado texto se mira hacia adentro, cuando se tendría que mirar hacia afuera, hacia la lógica que permite el uso estético del mismo. La pretensión de sustentar una ciencia autónoma que dé cuenta de los hechos del arte y explique su especificidad no es peregrina ni mucho menos: el asunto es identificar claramente dónde reside tal artisticidad y cómo se construye, sin la tiranía (absolutización) de la estructura, del autor, o del intérprete. Y es aquí donde cobra importancia la dimensión pragmática en la constitución de una identidad: no es a partir de la sintaxis de un texto o de su posibilidad de significados donde reside la identidad de un texto, sino de su uso. Cierto, después de la dimensión pragmática cobran importancia la sintaxis y la semántica, pero no antes. ¿Y cuál es el nexo que liga lo pragmático (agente extrínseco) con la sintaxis y la semántica (agentes intrínsecos) en un texto?
