Los enfoques analíticos tradicionales establecen una fuerte dependencia entre los marcadores del discurso (DMs) y un número de marcas prosódicas regularmente asociadas a ellos (especialmente las pausas y fuertes variaciones en el tono), principalmente sobre la base exclusiva de DMs definidos en posición posterior en el texto escrito por una coma o punto y coma. En las teorías basadas en unidades discursivas, las unidades mínimas de discurso tienden a ser identificadas sobre la base de criterios prosódicos y, por lo tanto, los marcadores del discurso se consideran unidades independientes, unidades mínimas del discurso. Este documento, sin embargo, pone en entredicho esta estrecha relación mediante la presentación de un análisis prosódico y discursivo de once marcadores discursivos extraídos de un corpus de español espontáneo (Corpus Val.
Es.Co 2.0, la versión en línea). Los datos muestran dos conclusiones principales: en primer lugar, que un marcador de discurso es, en efecto, una unidad de discurso mínima; en segundo lugar, sin embargo, que la relación entre los marcadores del discurso y las marcas prosódicas no es ni tan frecuente ni tan directa como se podría esperar inicialmente; por lo tanto, deben reconsiderarse los criterios utilizados para delimitar las unidades menores del discurso.
Traditional analytic approaches establish a strong connection between discourse markers (DMs) and a number of prosodic cues regularly associated to them (especially pauses and strong variations in pitch), mainly on the sole basis of DMs being prescriptively written with a comma or (semi)colon placed after them. Within theories based on discourse units, minimal discourse units tend to be identified on the basis of prosodic criteria and, therefore, DMs are considered independent, minimal discourse units.
This paper, however, puts this tight relationship into question by presenting a prosodic and discursive analysis of eleven discourse markers extracted from a Spanish spontaneous corpus (Val.
Es.Co 2.0 Corpus, online version). Data show two main conclusions: first, that a discourse marker is, indeed, a minimal discourse unit; secondly, however, that the relationship between discourse markers and prosodic cues is neither as frequent nor as straightforward as it had been expected initially; therefore, a reconsideration of the criteria used to delimit minor discourse units needs to be done.