Inés Dussel
Una de las tareas principales de la educación ciudadana es mantener viva la memoria sobre la historia reciente y sentar las bases de la condena de cualquier otro intento dictatorial y genocida. A traves de libros, actos, murales y monumentos, se ha buscado afirmar una memoria pública que transmita esta condena a las nuevas generaciones. Este artículo reflexiona sobre los obstáculos que tienen que ver con la propia política de la transmisión de la memoria, su inscripción en relaciones de autoridad culturales y pedagógicas y la particular relación con el olvido que establece esa política de transmisión. En pocas palabras, si durante mucho tiempo peleamos porque se incorporara la historia reciente a los curriculos y programas, a los libros de texto, a los actos escolares, es hora también de empezar a interrogarse sobre que está pasando hoy con la transmisión escolar de esa memoria.