La gran novela de Fernández de Lizardi aporta abundante y precisa información sobre el español de América en la época de las independencias, y sobre el de México en particular. El historiador puede encontrar en este corpus literario datos bastantes para una gruesa monografía descriptiva, y explicativa también, de esa importante sincronía de nuestra lengua en tierras americanas, con documentación suficiente de que fenómenos por algunos considerados de curso reciente ya habían cuajado por entonces. El Pensador Mexicano va entregando al lector estampas de la diversidad sociolingüística de su patria, con sucesivas situaciones novelescas en las que el buen hablar y el vulgar se contraponen, el de las clases bajas en ocasiones caracterizado con profusión formal. Queda así manifiesta la extrema dualidad normativa, o modélica, vigente en el México que se desgajaba de la hasta entonces metrópoli, a cuyo estudio se dedicarán varios artículos, que comienzan con este.