El personaje del periodista, con sus usos, costumbres, rutinas y carácter, apareció con cierta frecuencia en las publicaciones del XIX como elemento humorístico.
En ellas se exageraban e ironizaban unos rasgos que tradicionalmente se han atribuido al redactor �y que aún hoy se siguen relacionando con la profesión�: charlatanería, mala praxis, escasa formación o desmedido afán de medro en política, entre otros. Hemos explorado cuatro semanarios humorísticos publicados en el últimos tercio del siglo XIX (Madrid Cómico, Madrid Chismoso, Madrid Alegre y El Buñuelo) para conocer cómo se pintaban el cará