Este artículo pretende explorar la evolución romanesca del sujeto que se considera a sí mismo vasco, desde sus primeras apariciones en la tardía Edad Media hasta la actualidad. A partir de una lectura ideológica de la producción literaria, y llevando a cabo una lectura literaria de la ideología política, quiere ponerse de manifiesto la funcionalidad de la identidad nacional. Al fin y al cabo, tras el esencialismo romántico, el antiesencialismo moderno y todos los intentos de combinación o superación de ambas, se encuentra un actor pragmático con capacidad reflexiva, quien, conforme a las necesidades de cada momento, construirá o deconstruirá un discurso u otro.