Raúl Neira
Díaz Castro denuncia en Manuela la posición que la élite neogranadina había adoptado sobre el indígena como miembro de la sociedad que se deseaba conformar, ubicándolo entre la antigüedad y la alteridad. Con su representación narrativa sobre esta situación, explicita la grave problemática social que enfrentaba la Nueva Granada al continuar con la injusticia y el desequilibrio social; así reclama la necesidad de efectuar cambios legales y sociales.